lunes, 16 de junio de 2014

Esencia femenina


Esencia femenina es el título de una exposición en la que me embarqué con otras 3 pintoras. Sin casi conocernos pero con una idea y un objetivo en común:


"A pesar de que nuestra sociedad, desde la teoría, reconoce la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, en el día a día todas podemos comprobar que se nos pide y se nos valora de manera bien distinta a la figura masculina.

Lo verdaderamente palpable es que la figura femenina sigue siendo considerada aún, por gran parte de la población, como un objeto sexual. Por otro lado la faceta maternal se reconoce como una etapa de la mujer que va a condicionar toda su vida, en el aspecto personal, laboral y económico. De manera que se nos obliga a elegir de modo racional y rentable el momento en que nuestros cuerpos y mentes han de supeditarse a la presión social.

A través de nuestras obras nos gustaría ofrecer otro punto de vista. Una perspectiva que muestre como algunas mujeres buscamos nuestra propia identidad al margen de la intimidación social. Creamos nuestros espacios personales dando rienda suelta a nuestra creatividad en las pequeñas parcelas de lo privado que ahora queremos hacer público. Mostramos un mundo paralelo, que inspirado en los ritmos y las energías femeninas, transcurre simultáneamente a los estereotipos convencionales".


«Desde mi punto de vista es una tarea ardua acceder al significado de esencia femenina, tanto como penetrar en la esencia de la persona.


No existe un único modelo de mujer. La femineidad como concepto alude a características biológicas y también aprendidas. A valores y conductas que moldeados por cada cultura particular, difuminan los límites de la noción de mujer.






Para mirarme como mujer, de manera coherente, me voy a instalar en algo común a todas, en lo biológico, en lo maternal como vínculo. Eso me ayuda a sumergirme en mi lado femenino sin sentir que fragmento al ser humano.

Pero además encuentro que la maternidad y la creatividad fueron, en mí, metáforas la una de la otra. Puedo hablar de ambas con las mismas palabras: mirar con nuevos ojos, sentirme plena y receptiva, percibir desde la intuición, dejarme impregnar por la vida, conmoverme con el fluir de lo desconocido o asombrarme cuando sale a la luz el fruto de lo creado.

Cada nuevo ser humano reinventa el mundo construyendo su propia realidad. De igual manera, en cada obra creativa el mundo se transforma, se recrea ofreciendo la versión singular de cada artista.

Se dice de lo femenino que es el polo opuesto de lo masculino. A mí me gusta más complementario, porque veo algo de inconcluso en la parcelación, en la separación, en las polaridades aisladas. Más allá de la polaridad hay un movimiento constante de lo uno hacia lo otro, una tendencia a la unidad que abarca todo.

Si observamos globalmente los arquetipos de las diosas, a través de los tiempos y las culturas, podemos ver que se nos reconoce en la abundancia y la diversidad. Si cada deidad por separado nos limita, el conjunto nos abre todos los caminos y las puertas.






Para esta exposición seleccioné de entre mis obras, algunas relacionadas directamente con el tema. Desde mi lado femenino había brotado una serie de pinturas: las Diosas. Mi particular homenaje a la mujer que, enraizado en lo primigenio y telúrico, creció bebiendo en las distintas fuentes de las culturas y los tiempos hasta llegar a la diosa doméstica. Una Hestia postmoderna que invoca lo transcendente a través, y a pesar, de lo cotidiano.

También decidí mostrar La casa sueño, una obra que nunca expuse en Sevilla y que es un referente de mi obra. La casa como símbolo del espacio que habito y que me habita. Un espacio metafórico que identifica a la habitante y sus dimensiones con su morada.

Tampoco podía faltar mi Aprendíz de bruja. Un autorretrato de tránsito en el que me fui encontrando a mi misma. Una obra de fuego purificador, como una catarsis que hace posible de nuevo la creatividad al margen de lo maternal, ahora finito.





Con aprendiz de bruja (detalles)





Mi obra es narrativa, habla de la naturaleza. La del entorno y la del ser humano. De los cuatro elementos básicos que la componen: tierra, fuego, agua y aire, que convertidos en símbolos, mágicos o no, poseen un cierto poder; la transmisión de conocimiento.

Otro grupo de obras, que mostré en esta exposición, está formado por aquellas que sin tener como tema central lo femenino muestran mi forma de hacer y de pensar en este momento de mi trayectoria.

Circulé por la vida siendo muchas veces fuego, la maternidad y el arte me dieron a conocer la tierra y el agua, ahora quiero ser viento y volar.




Danzando el vuelo de los pájaros I y II
Acrílico s/lienzo
170 x 50,5 cm







La Danza, el movimiento como forma de surcar el aire. Las telas como alas que el cuerpo agita buscando un despegar del suelo. Del mismo modo que las danzas sagradas giratorias consiguen el despegue de la mente hacia lo alto.

Danzando la ola I
Grafito s/papel
54,5 x 56,5 cm


Danzando la ola II
tinta china s/ papel
72 x 31 cm


Danzando la ola III
tinta china s/ papel
25 x 25 cm



Danzando la ola IV
tinta china s/ papel
25 x 25 cm

De naturaleza femenina nos habla también el fluido coloreado con el que pintamos. Cual líquido amniótico nutricio, acepta nuestras visiones y, de manera flexible y acogedora, las mece mientras van creciendo ante nuestros ojos y manos, sobre la tela o el papel. Hay algo enigmático y creador en esa forma de expandirse sobre el plano, algo que escapa al control de la voluntad y la razón, una secreta animación de energía que susurra con voz propia.»



Y aquí otra danza, la danza macabra. Danza por la supervivencia, un baile con la muerte como pareja,... pasos de baile sobre alambre y cuchillas... para alcanzar la ¿libertad?

Danza Macabra
Técnica mixta s/tabla
59 x 67 cm












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